HODOLOGÍA

 En ese pequeño alfabeto imaginal de la poesía, que es el del desenvolvimiento y sobrevivencia de la psiquis en medio de sus circunstancias especiales, una letra capital es el CAMINO. En el lenguaje poético posee una abundancia portentosa, y con esta letra el sujeto logra expresar infinitas representaciones simbólicas a través de sus constelaciones semánticas de analogías y contrastes. Todo el folclor y la creación autoral del mundo, toda la poesía ya ejecutada y la que se ejecutará mientras persista la presencia humana, ha utilizado y utilizará siempre la letra imaginal del camino. Con ella se comparten importantísimos asuntos e intuiciones de las experiencias del hombre sobre la tierra. El camino, entre otras letras de este mágico alfabeto de la expresión, es uno de los pilares alegóricos del enorme edificio de la cultura. 

 Sin imaginación no hay vida. Somos una psiquis en un cuerpo que se desenvuelve en medio del espacio y del tiempo. La imaginación es anterior al pensamiento, y provee todos los materiales del pensamiento. De este hecho básico procede la poesía, y es el medio de expresión que reúne todos los hemisferios vitales a través del verbo. Hay un alfabeto inalienable de imágenes, derivado de estas condiciones primarias, con el que se han construido los enunciados de la poesía en todos los tiempos y espacios. De esta fuente prodigiosa, que es el mismo acto de vivir, sale toda la catedral inagotable de imágenes que ofrece la poesía universal. 

 En la misma dirección imaginativa se usa la letra imaginal del camino en muchas esferas del saber. Hodos, el término griego que designa el camino, es empleado ampliamente en diversos conceptos occidentales. Así, la palabra hodología significa el estudio o la descripción del camino. Atender a una realidad específica, a un fenómeno o proceso, y considerarlo imaginativamente como un camino, y desde este presupuesto derivar la interpretación correspondiente, es poseer una visión hodológica. Es una metáfora que, como resulta inherente a esta función representativa, bosqueja un modelo altamente productivo no sólo para la actividad del conocer, sino también para el ejercicio comunicativo. La visión poética de la realidad sirve en todas las esferas, incluidas aquellas que parecen más lejanas. La poesía no es sólo un estado de ánimo o una plasmación sentimental: es, primero que todo, un método de conocimiento. Una vía para aprehender el universo que se fundamenta sobre el fondo de lo natural y desde la función de lo humano en la creación de formas: esas formas constituyen la cultura. Y una de las letras más ricas del alfabeto imaginal de la poesía es el camino, que ha generado en la cultura la interpretación hodológica del mundo. 

 Una visión hodológica propicia flexibilidad e integralidad en el discernimiento de cualquier fenómeno, pero sobre todo en los abordajes de la cultura. En el análisis de la creación poética es insoslayable, pues la naturaleza misma de la poesía se comporta de tal modo. Le es inherente como expresión de la condición humana y como refracción del universo en que el sujeto se encuentra inmerso. Si la poesía se aborda tan sólo desde lo lingüístico, lo psicológico, lo sociológico, lo ideológico, no puede describirse en su complejidad la vigorosa sinergia, de carácter hodológico, que la caracteriza como manifestación de una psiquis en un cuerpo dentro de un espacio-tiempo. Precisamente en estos nudos y determinaciones de nuestra especie es que tiene sus sólidos fundamentos de relación y expresión la existencia de un alfabeto imaginal de la poesía, entre cuyas letras básicas se encuentra el camino. Un método no es más que la adecuación de un objetivo a un objeto por un sujeto: la visión hodológica es una co-rrespondencia, porque es una vía para intentar la interpretación de las preguntas que se esfuerzan en relacionar integralmente. 

 Hodología es hoy un término que sólo se usa en los estudios médicos, específicamente en la neurología. Lo empleó con mucha productividad el psicólogo Kurt Lewin, de donde lo hemos tomado, en el análisis del espacio vital. Lo que proponemos es ampliarlo a cualquier esfera interpretativa de la realidad, pues tiene un fundamento psíquico general, visible ya en la imaginación poética, una de las medulares de las vivencias humanas, y se comporta como un modelo muy fecundo desde la perspectiva de la visión dinámica de lo real. Así que hodología significaría desde el saber poético cualquier acercamiento a un fenómeno que describe e interpreta las complejidades procesuales de las rutas dentro de un específico espacio vital, sea objetivo o subjetivo. Una visión hodológica es aquella que contiene una red dinámica dentro de un espacio-tiempo, y que incluye las intencionalidades como parte sustantiva de la red. Aunque abstraiga un mapa de lo existente, siempre confirma el flujo inagotable de lo real: se trata de un camino, o de varios integrados, que sólo son posibles para la cultura por la inclusión del examen de los propios caminantes. 

 En ese sentido, aquí en estas páginas nos declaramos abiertamente encaministas. El encaminismo es nuestra concepción básica del mundo. Somos caminantes en un camino: caminamos, recaminamos, encaminamos… Y nos ocurren a la vez —en las obras y los pensamientos— todos los sucesos probables, sean positivos o negativos, de la constelación semántica del camino, que implica también todo el anverso de este envés formidable. Como sabía el Poeta (no es azar que haya sido un gran poeta el autor de la idea) «se hace camino al andar». Sobre el mismo camino es que se aprehende el camino, en su ida y vuelta, en su aceleración y encrucije, en su circunvalación y progresión continuas, en lo cóncavo y lo convexo, en lo centrípeto y lo centrífugo, en lo horizontal y lo vertical, en lo liso y en lo rugoso del mundo. Aspas y flechas fundidas en la luz y la sombra, avanzando hacia el enigma, para participar de un modo más digno en el misterio. Y la poesía por encima y por debajo, adentro y alrededor, entre lo raciocinante y lo límbico, procurando una marcha más plena de las experiencias e interpretaciones de lo humano.